España, octavo país europeo que mejor protege los derechos LGTBI
Este y otros estudios suelen poner a los españoles como a los más abiertos y tolerantes hacia la comunidad, pero apuntan también que, en lo global, queda trabajo por hacer
Buenos días 👋🏽
¿Todo bien al otro lado de la pantalla? Espero que ese sea el caso. Por aquí todo bien también. Hoy, El Pragma es vuestro Pragma o, como mínimo, el de una de las personas suscritas a este espacio para lo crítico y lo reflexivo, que hace un tiempo me pidió esto (lo hizo aquí, y tú también puedes hacerlo):
La misión hoy, domingo 23 de mayo de 2021, es pues que quien lea la vigésima publicación de esta newsletter salga con una mínima base del estado actual de la libertad y los derechos LGTBI en España y en el mundo. En unos seis minutos.
(Ah, y si quieres que cada domingo aparezca por tu bandeja de entrada, puedes dejar tu dirección de correo electrónico aquí):
Venga, vamos a las letras.
Esta semana, en concreto el lunes 17 de mayo, se cumplieron 31 años desde que la Organización Mundial de la Salud decidiera eliminar la homosexualidad del listado oficial de dolencias psiquiátricas. Un logro histórico para un colectivo que hasta entonces tenía que defender allá donde pudiese que amar a quien le diese la gana no era ninguna enfermedad. Y es que hasta 1990 era común ver en platós de televisión debates de esta naturaleza, en los que solía haber una persona homosexual por un lado y un psiquiatra o psicólogo por otro, tal y como se relata aquí.
Esos debates empezaron a formar parte del pasado desde que la OMS adoptara lo que adoptó, siguiendo los pasos de la Asociación Americana de Psiquiatría, que hizo unos cuantos años antes (en 1973) lo mismo que la OMS en 1990. Desde entonces, se ha avanzado mucho para garantizar que los homosexuales tuviesen los mismos derechos que cualquier otra persona, un requerimiento básico e imprescindible en las democracias liberales, que acostumbran a consagrar no solo los derechos de quienes las habitan, sino también sus libertades.
Diez años más tarde de la decisión de la OMS se empezaron a aprobar leyes para que el matrimonio entre personas del mismo sexo fuese posible. Países Bajos fue el primer país del mundo en incorporar a su marco legal el matrimonio homosexual, y Bélgica se sumó a esa vía dos años más tarde. Al selecto grupo de pioneros en legislar sobre matrimonio homosexual se unieron España y Canadá en 2005.
A pesar de los avances, una cuarta parte del total de estados en el mundo no han legislado todavía para que el matrimonio homosexual sea efectivo. En África solo está permitido en Sudáfrica, mientras que en Asia solo los taiwaneses pueden casarse con personas de su mismo sexo. Además, sigue habiendo países (12) en los que la homosexualidad se castiga con penas de muerte, lo que sugiere que todavía queda mucho por hacer.
Precisamente porque queda todavía mucho por hacer hay un día internacional (17 de mayo) contra la discriminación del colectivo LGTBI, un día que no haría falta si no existiría discriminación. Y no hay que irse muy lejos para encontrarla. En España, uno de los países más abiertos del mundo en cuanto a LGTBI, se siguen dando casos que no tendrían que darse a estas alturas. Como este: un empleador le dijo a un potencial empleado que no lo contrataba porque tenía “un problema”. ¿El problema? Ser homosexual. Lo contó Carles Francino en ‘La Ventana’.
Quisiera uno creer que estos episodios son, a día de hoy, aislados en un país como España. Sin embargo, y no hace mucho, se publicó que el 62% de homosexuales se muestran reacios a mostrar abiertamente su orientación sexual en el ámbito laboral. Capítulos como el acontecido esta semana, aunque seguramente sean minoritarios, no ayudan, desde luego. Lo dicho: se ha avanzado mucho para que los derechos y las libertades de los ciudadanos estén garantizados para todos por igual, pero queda trabajo.
Tarea pendiente: que los casos de discriminación se reduzcan a cero
También hay buenas noticias: un estudio publicado recientemente por ILGA-Europe coloca a España como el octavo país de Europa que más y mejor protege los derechos de la comunidad LGTBI. La tabla la lidera Malta, país donde, según el ranking Rainbow Europe, los homosexuales, bisexuales y transexuales sufren menos discriminación tanto en lo social como en lo legislativo.
El estudio recuerda, en cualquier caso, que incluso en países que han registrado los porcentajes más altos, como España, se siguen dando casos de odio y abusos hacia el colectivo. El ejemplo arriba apuntado del chico que perdió la oportunidad de trabajar por su condición sexual así lo demuestra, pero ILGA-Europe también incluye casos de homofobia en los que se ha llegado a la violencia física.
La tarea pendiente en un país donde según el Pew Research Center un 7% de los jóvenes de entre 18 y 34 años se oponen al matrimonio homosexual es que los casos aislados de discriminación se reduzcan a cero. Eso, en cuanto a lo social. En lo legislativo, más allá de las personas homosexuales, también se ha intentado avanzar en España y en el mundo para abarcar los derechos de las personas trans, un colectivo que según la revista estadounidense Pediatrics registra una elevada tasa de suicidio.
La ley trans, estancada
Concretamente en España, se está intentando incorporar al marco legal una ley trans que, sin embargo, todavía no ha podido ser aprobada en el Parlamento. De momento, hay división en el seno del Gobierno para llevar a cabo esta tarea, y el PSOE se ha opuesto tanto a la ley que presentó el Ministerio de Igualdad hace unos meses como a la que se intentó tramitar esta semana, propuesta por varios partidos de izquierdas y muy parecida a la presentada por Igualdad. En la votación de esta misma semana el PSOE se abstuvo y PP y Vox votaron en contra. En concreto, los socialistas encuentran “inseguridad jurídica” en la norma.
Entre otras cosas, la norma elimina la necesidad de un informe psicológico para poder cambiar de sexo y también el requisito de que los menores de edad que tengan entre 16 y 17 años requieran del consentimiento paterno para la hormonación. En cuanto al informe psicológico, países pioneros en leyes trans como Dinamarca o Malta no lo incluyen, pero sí requieren del consentimiento paterno para quien todavía es menor de edad.
Sea como fuere, la ley trans, tarde o temprano, será una realidad en España porque no parece que haya vuelta atrás. Pero, como se está viendo, requerirá de un debate profundo. También requiere que quienes participen de ese debate lo hagan de manera constructiva, así como con una buena dosis de voluntad y empatía para mejorar la vida de quienes piden que las leyes respeten, y protejan, su derecho a ser la persona que sienten ser.
Extra, extra 💭
Un artículo que repasa las leyes trans de unos cuantos países de nuestro entorno.
Aquí van algunos postulados a favor y en contra de la ley impulsada por Igualdad en febrero.
No hay que estar necesariamente de acuerdo ni necesariamente en desacuerdo con esta columna de Lea Vélez, pero creo que da en el clavo cuando propone esto: “Lea, busque en internet sobre libertad sexual, sobre identidad de género, sobre temas que son fundamentales para alguien muy cercano a usted. Escuche. Escuche mucho”.
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Y hasta aquí El Pragma de hoy, que espero que le haya servido a quien propuso que lo abordara (y también al resto). Ese resto puede asimismo proponer sus temas, así como escribirme a adnanleal@gmail.com para lo que sea. Nada más. Feliz domingo, y felicidades a los atléticos, si es que los hubiera por estos lares. ¡Hasta la próxima!
Adnán