Dialogando el indulto
Más allá de estar a favor o en contra, cabe hablar de los términos en los que se está desarrollando el ¿debate? sobre los indultos en determinadas instancias
Buenos días 🌞
¿Cómo va el domingo? Espero y deseo que bien. Al otro lado de la pantalla, ese es el caso. Y más después de una semana en la que he percibido algo, desde mi punto vista, positivo.
Os preguntaréis a qué me estoy refiriendo. En el “asunto” del correo que habéis recibido en vuestra bandeja de entrada, o en el titular de la publicación que estáis leyendo si no estáis suscritos, hay un par de pistas. ¿Preferirías leerlo en tu bandeja de entrada? Suscríbete 👇🏽
Así pues, lo que hoy comparto en la vigésimo segunda publicación de esta pragmática newsletter para la reflexión tiene que ver con cómo se está desarrollando el diálogo sobre el indulto a los líderes independentistas. Lo lees en unos 6 minutos.
A las letras.
Antes de entrar en el fondo de la cuestión, un relevante inciso: no es lo mismo dialogar que debatir. Esto es algo que yo llevaba pensando de un tiempo a esta parte, sobre todo cuando veía que en muchos debates la finalidad no era llegar a puntos en común si no imponer una visión sobre la otra. Sigo notando en demasiadas ocasiones que el objetivo de los debatientes es demostrar que ellos, y no los otros, tienen razón.
Esa percepción se convirtió en menos abstracta de lo que era en mi mente cuando entrevisté a Diego Civilotti. En esa charla, hablamos del diálogo socrático, en el que “el propósito no es imponerse, lo que interesa es llegar juntos a algún lugar, incluso estar dispuestos a modificar nuestras propias ideas”, decía el entrevistado. José Carlos Ruiz, también filósofo, dijo recientemente algo parecido, en una entrevista que recomiendo encarecidamente ver. Es esta👇🏽:
Los dos párrafos anteriores son el origen de lo que veis en el asunto o titular de esta publicación. ¿Brotes verdes en el debate público? No lo sé, y prefiero mantenerme en la duda, pero sí he percibido que, en determinadas instancias, ha habido con el tema de los indultos más diálogo que debate. Esto decía Carlos Alsina segundos antes de entrevistar a Joaquín Almunia, ex-ministro, ex-secretario general del PSOE y partidario del indulto:
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“Todos aceptamos, como punto de partida, que se pueden tener posiciones diferentes sobre el indulto sin que eso nos convierta en revanchistas”
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En esa entrevista, en la que no solo participaron Alsina y Almunia, sino también otros tertulianos, se dio un intercambio de pareceres a la altura, desde luego, del diálogo socrático. Hubo discrepancias, como es natural, pero el cruce de preguntas y respuestas se llevó a cabo desde el respeto y desde el implícito reconocimiento de que, en democracia, el pluralismo es un requisito imprescindible para la convivencia.
Ese pluralismo también lo he visto esta semana en El País, un diario que ha publicado editoriales a favor del indulto pero donde también se han visto columnas de opinión cuyos autores se han manifestado en contra de esa medida política, que ya parece decidida por el Gobierno de Pedro Sánchez.
A algunos lectores de El País esto no les ha parecido bien. Yo les digo: están equivocados. Pretender que un medio de comunicación se limite a posicionarse de uno u otro lado, o más concretamente del lado que algunos lectores quisieran que se posicionase, es democráticamente insalubre. Es tener una visión del debate público excluyente y perjudicial para quienes forman parte de él. Parafraseando a Sémper, “viva la pluralidad”.
Más diálogo y menos debate. Esa vía es la que parecen haber tomado no pocos actores sociales, entre los que figuran algunos periodísticos. En mi opinión, es algo que hay que celebrar, independientemente de que se esté más o menos de acuerdo con el indulto a los líderes independentistas encarcelados. Lo dije en el manifesto de esta newsletter: el periodismo es mejor periodismo cuando su compromiso es con el periodismo y no con una u otra adscripción ideológica.
Ese contrato social periodístico requiere de que los medios estén al servicio de la ciudadanía. Un servicio que pasa no por intentar imponer al lector una determinada visión del mundo, sino por promover el pensamiento crítico, racional y reflexivo. Y por ofrecer variedad de opiniones y argumentos.
A favor, en contra
En cuanto a los argumentos, hay quien dice que los indultos son una herramienta en la que hay que tener en cuenta la utilidad pública de los mismos. La hipótesis que manejan algunas voces (incluida la del Gobierno) es que indultar a los líderes independentistas podría ser un primer paso para desatascar el conflicto.
También para demostrar al independentismo catalán que, por parte del Estado, y en concreto por parte del poder ejecutivo, sí hay voluntad de ceder para poder llegar a puntos en común. Es decir, con el indulto podría dejar de tener sentido ese mantra de que el “Estado español” no hace nada para resolver el conflicto territorial. Desde el propio independentismo reconocen que el indulto debilita su posición, con un tuit que, cuenta Carlos E. Cué, circula entre las filas socialistas.
Ha habido sondeos que reflejan que buena parte de la sociedad catalana está a favor de los indultos. No ocurre lo mismo, sin embargo, con los sondeos a nivel nacional, donde la gran mayoría de españoles admiten estar en contra. La oposición al Gobierno se opone de manera unánime y tampoco están de acuerdo algunos socialistas. Se argumenta, fundamentalmente, que el daño que los líderes independentistas causaron a la democracia española no les hace merecedores de la medida de gracia. Y mucho menos si no hay arrepentimiento y si algunos de esos líderes insisten en decir eso de “ho tornarem a fer”. Precisamente por eso pregunté a la periodista y politóloga Estefanía Molina si los indultos iban a servir para algo.
Además, el Tribunal Supremo, órgano que decidió la condena y por ende la entrada en prisión, se ha mostrado rotundamente en contra del indulto por varios motivos. Entre ellos, porque entiende el TS que el Gobierno está buscando, con los indultos, garantizar su supervivencia en lo que queda de legislatura.
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En democracia, el pluralismo es un requisito imprescindible para la convivencia
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Más allá de los argumentos en contra y a favor, lo que un servidor quisiera que el lector concluyera al acabar estas líneas no tiene nada que ver con posicionarse a uno u otro lado. Más bien, quisiera que se valorara positivamente los ejemplos de diálogo sobre el indulto traídos a colación.
Este espacio nació precisamente para fomentar diálogos de esa naturaleza. Porque una democracia es mucho más sana cuando: hay predisposición a escuchar a quien no piensa como tú; se acepta que la diversidad enriquece la opinión pública; hay menos gritos y más argumentos fundamentados.
Dialoguemos más, sobre todo y entre todos.
Extra, extra 👀
Además de leer la columna de Gascón (tuit arriba), recomendaría también lo siguiente:
La entrevista de Carlos Alsina a Joaquín Almunia:
Una tribuna que firmaron en el País, entre otros, el propio Almunia y también Manuela Carmena. La lees pinchando aquí.
En este artículo de El Confidencial tenéis más detalles sobre el pronunciamiento del Tribunal Supremo.
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Adnán